lunes, 17 de junio de 2013

Historias de Pymes, de andar por casa. El libro.

 

Se ha publicado: "Historias de Pymes, de andar por casa"

Comparto, contigo, un extracto y los enlaces dónde puedes conseguirlo (¡seguro que te interesa adquirilo!)

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Smashwords: Versión digital epub 

 

 Capítulos de cortesía.

Historias de Pymes, 
de andar por casa.


Álvaro Gobernado Tejedor

Serie: Management Controls Leadership


ED: 1/2013
ISBN-10: 1490441654
ISBN-13: 978-1490441658




Álvaro Gobernado Tejedor es un referente en Control de Gestión, Management, Análisis y apoyo a empresas CEOs y Consejos de Administración. 
Como CEO y fundador de Management Controls Leadership añade valor de forma única que consiste en mostrar el camino para la optimización de la gestión y trabajar conjuntamente con el cliente para aplicarlo. Tiene un profundo conocimiento de las Pymes y sus problemáticas en sectores industriales, distribución, alimentación y de servicios empresariales, acreditando una sólida experiencia en Consejos de Administración. 
Su objetivo es conseguir poner en práctica las mejores soluciones dentro de las compañías para la mejora y no ser un semillero de ideas sobre buenas prácticas. Sus planteamientos son garantía de eficiencia y sí y solo si redundan en un aumento de la CUENTA DE RESULTADOS de las compañías con las que trabaja. 
Su habitual inconformismo y su visión 360º, abanderada por su formación en ingeniería y finanzas, determinan el ENFOQUE GLOBAL en las compañías para las que colabora. Antes de la actual experiencia como atalaya desde la que atiende a las compañías, desarrolló la carrera profesional como Director Técnico, Controller, Director General, Miembro de Consejos de Administración. Ha sido responsable de diversas áreas competenciales de las empresas y ha acumulado una experiencia que, al fin, ha decido compartir en este libro.


Agradecimientos
Historias para Pymes, de andar por casa, es un compendio de lo que ocurre con una empresa cuando es maltratada por los accionistas, los directivos, los empleados y otros grupos de interés. Por esto, como el lector puede entender, hay muchas personas a las que tengo que agradecer la experiencia compartida con ellos.
A los grandes accionistas, independientemente del volumen económico de sus participaciones, porque su grandeza me ha ayudado a entender actitudes de otros muchos y mediocres (a los que conservo en mi memoria para no hacer lo que ellos). Tengo la fortuna personal de conservar una gran amistad entre esos grandes que me ha permitido compartir muchas tertulias donde aprendí a aplicar mejor el sentido común a cualquier ámbito de la vida.
A los directivos de los consejos de administración, direcciones generales y comités de dirección variados. En ellos he encontrado a expertos en "acariciar" a la empresa obteniendo de ella los mejores resultados. Me han enseñado a entender las particularidades de la empresa como un cuerpo. Me han enseñado a tener en cuenta la mente y el cuerpo de la empresa para conseguir la, deseada, armonía entre el cuerpo y el alma. Agradezco, con igual fuerza, a todos aquellos que me han permitido constatar la torpeza y desconocimiento amplio existente en las empresas.
A los empleados, que me han aportado tantas vivencias personales y momentos entrañables. A través de ellos pude poner en valor la cantidad de cuidados que este grupo proporciona a la empresa, pero por ello, no menos lacerantes para la empresa cuando no aportan todas sus capacidades.
A los otros grupos de interés, los proveedores, los clientes, las administraciones públicas y la sociedad en general; que me descubrieron la capacidad de envidia por las empresas buenas y la humillación pública a que someten a aquellas que no alcanzan los niveles que desean. Pobres de espíritu. Pero, también, quiero agradecer a aquellos proveedores y clientes de empresas que me enseñaron la lógica de las relaciones de beneficio mutuo.
A Jorge Zuazola fundador de Spanish Leadership, que inspiró la creación de Management Controls Leadership y la publicación de este libro.
A mi familia, amigos y aquellos que sabéis que estáis en mi recuerdo.






Prefacio
Cuando decidí poner por escrito mis pensamientos e ideas tuve claro que las miradas había que dirigirlas a la empresa. Existe mucho y buen conocimiento sobre lo que tenemos para ser mejores en todas y cada una de las disciplinas empresariales, pero yo siempre he preferido pensar en lo que la empresa tiene que hacer.
La empresa es algo complicado, solo dicen que es fácil aquellos que creen que todo el mundo puede crear una empresa. No me refiero a los aspectos burocráticos, la empresa es mucho más y aquellos lo están olvidando. Espero aportar algo para que se llegue a tiempo de ordenar ese sin sentido emprendedor. La empresa está siendo maltratada, también desde su inicio.
La empresa, para mí, es un conjunto formado por personas que con una adecuada información gestionan los recursos para realizar actividades diversas. Las empresas buenas, lo son si son capaces de generar riqueza para las personas. Esto último no hay que perderlo de vista nunca. No hay empresas malas, hay empresas maltratadas. Las empresas maltratadas son aquellas que están formadas por personas que no saben leer la poca información disponible y que no saben realizar buenas actividades con los recursos existentes.
Llegados a este punto, determinaré lo que las personas de la empresa saben, creen saber y deben saber. Pero más allá, reflejaré lo que las actividades que la empresa hace, cree hacer y debe hacer. Eso sí, no me olvidaré, de los recursos que la empresa tiene, cree tener y debe tener.
¿Cómo? De la manera más amena y realista. Te voy a contar como sufren las empresas al ser maltratadas por gente como tú, por las actividades que realizas con la información que no sabes leer y los recursos que no sabes utilizar.
Espero que, a partir de ahora, oigas los lamentos de tu empresa y dejes de maltratarla.
Si la empresa, como un todo, tiene todas sus acciones coordinadas siempre será más sencillo que los integrantes de ella realicemos mejor nuestra labor. Por esto, te pido que consigas que tu empresa lea este libro.


 Las personas
"Si tiene las piernas flojas, que no culpe a la cuesta de ser empinada"
(Henry David Thoreau)

Las personas. Directivos idiotas que tienen las empresas.
En una reciente visita a un responsable en una pyme, después de la parte profesional, tuve la oportunidad de que compartiera conmigo sus pensamientos sobre algunos problemas que él veía en organizaciones como la suya.
Comenzó su discurso con una cita que había leído: “No se pueden dirigir empresas del siglo XXI con estructuras del siglo XX y directivos del siglo XIX”. Además me habló sobre su autor: John P. Kotter. He de reconocer que no había leído nada sobre el autor e investigando, estos días, encontré algunas referencias a su obra en mi biblioteca. No voy a hacer ningún comentario, hoy no estoy tan atrevido. Pero volviendo al origen, sí voy a comentar lo que mi interlocutor y yo estuvimos debatiendo.
Es cierto que demasiadas empresas, de nuestro entorno, tienen estructuras obsoletas. Podría ser más hiriente, al cuantificar y calificar las organizaciones empresariales, aunque simplemente estaría constando una realidad que conoces sobradamente. Sin embargo, decir que existen directivos del siglo XIX me parece una “pasada de frenada”. Entre otras cosas porque el término directivo, en sí mismo, no aparece en el vocabulario empresarial del siglo XIX. En cualquier caso, esto es cultura general y tampoco aporta mucho más.
Cuando yo ponía en duda su afirmación sobre los directivos, entre otras cosas porque se estaba autocalificando como profesional de hace dos siglos, mi interlocutor me describió su empresa ampliamente.
Comenzó hablando sobre su organización interna. El nivel jerárquico superior era el presidente, y fundador, el director general; su hijo. En ese momento, quizás él esperaba que yo asintiera, pero le enumeré una veintena de empresas que con esa casuística (con hijos e hijas, que el género no predispone) están teniendo un éxito claro. Por tanto el tema, digamos, familiar no es un problema en sí mismo. El problema es si el director general está ahí por algo más que su apellido y de cómo se haya desarrollado la sucesión con el resto de la familia, pero este tema es para los expertos en empresas familiares.
Yo, entonces, reclamé otras evidencias que justificaran la frase que él defendía. En ese momento me describió el resto de la estructura, que os relato con sus propias palabras: “Por debajo de los anteriores existe un adjunto a dirección con dominio mono-dactilar del teclado de ordenador, sin formación académica reseñable pero con una gran capacidad de trabajo y dedicación. A este le siguen dos directivos comerciales, de sendas áreas de las cinco existentes, sin formación más allá de la experiencia. En un siguiente peldaño se sitúan, el responsable de calidad y el responsable técnico; ambos con competencias muy altas, formación de máximo nivel y experiencia contrastada. Finalmente, en el penúltimo peldaño, se encuentran el responsable de recursos humanos, un administrativo que gestiona las nóminas y los contratos, el responsable de administración y contabilidad, sin papel en el área financiera, y el responsable de sistemas, para mantener la red y solucionar dudas informáticas. Luego se sitúan los trabajadores de cada uno de los departamentos.” El que lo describía es el responsable de administración y contabilidad.
Más allá de que las valoraciones puedan estar mediatizadas por su percepción; parece algo desconcertante encontrar una organización que facture 15 M€, cuenta de resultados positiva y 160 trabajadores con esa estructura y equipo. Sobre la evolución del negocio, me hablaba de: ”cierta decadencia derivada de la coyuntura general y mejor posicionamiento de la competencia”. En ese momento, le recordé la cita con la que comenzamos la conversación y le pregunté: ¿Dónde queda, entonces, la “culpabilidad” sobre la organización y sus dirigentes? Él no supo darme argumentos convincentes, la verdad es que yo tampoco los necesitaba.
En este momento las empresas necesitamos estructuras y dirigentes adecuados, que puedan definir y aplicar una estrategia llevada a cabo con un auténtico y formado equipo.
Finalmente me despedí de mi interlocutor, no sin antes decirle: “Gracias, me has inspirado para mi próximo libro. Y, si tu empresa contrata mis servicios puede que se requiera una verdadera área financiero-contable dirigida por alguien adecuadamente preparado, con experiencia y capacidad para trabajar en equipo. Piensa, si llega ese momento, si se contaría contigo.”




Las personas. Directivos cegatos y guarros en la empresa.
Voy a hablarte de un ejemplo local, pero del que puedes extraer conclusiones allá donde estés. Escuchando un programa de radio, de una emisora nacional, en su desconexión local evidencié como (¡por fin!) hay alguien más que ve más allá de su ombligo.
Habitualmente escuchamos, en nuestro entorno, como nos cuentan las bondades de lo que nos rodea. ¡A ver iluminad@s! Si yo vivo en un paraíso natural, al menos que sea un inconsciente, lo disfruto todos los días porque vivo en él. A mí no me tienen que vender nada, yo ya lo compré. Bien, pues esta evidencia parece no estar tan arraigada como piensas y resulta que existen auténticos expertos en ombligos, pero solo en el suyo propio.
Entonces, alguien pensó (y le felicito) que en el programa de radio había que hacer una conexión con otra provincia cercana de manera que se estableciera el principio de ganar-ganar. Esto es, cada uno explicaba y vendía al otro (y por añadidura a toda la audiencia ajena) las bondades de su producto.
Ahora, si me giro y empiezo a observar las actitudes “comerciales” de las compañías, veo que muchos de ellos están adorando a su ombligo sin darse cuenta de que está lleno de “pelajos”, constituyéndose en una caverna insalubre y hogar de residuos.
Vamos a ver, dueño de ombligo infecto, eres un guarrete. Pero claro, no basta con que alguien como yo te lo diga. No tienes otra perspectiva, porque a tú alrededor solo hay otros ombligos de la misma calaña. Son como polos opuestos de un imán. Tienden a establecer, encima, lazos de unión. Lazos de unión entre marranos.
¿Quieres hacer la prueba definitiva para detectar a un marrano? Te doy un método. Escoge a un “sospechoso” y enséñale una foto de un cerdo (animal, no persona). Mejor de esos oscuritos, para ponérselo más fácil, que tú encima quieres regodearte con el “sospechoso”. Mira que eres cruel. Una vez que se lo enseñes, pregúntale que ve. No sé qué te contestará, no soy adivino. Tampoco te voy a decir, ahora, lo que debería contestar para quedar libre de sospecha. Gánate lo leyendo más, siento que me están llegando aromas de tu ombligo y hay que “purificarlo” un poco más.
Continuado con el proceso de “purificación” te contaré un ejemplo insano. Esto es como un exorcismo. Tienes que ver la “luz” para salir de tu oscuro ombligo.
El ejemplo consiste en productos con marchamo local; sí, de esos que también hay en tu área geográfica. Evidentemente es un mercado maduro, en cada zona, y sobradamente conocido. La práctica habitual es que los “ombligueros” obligan a sus clientes foráneos a acudir a sus puntos de venta locales. De esta manera se revisten de “guardianes de la fe”, sí. Pero cada vez venden menos y su “público” mayoritario se reduce a los lugareños. Vamos, que se produce una endogamia en toda regla. Afortunadamente no lo hacen todos, pero la falta de unanimidad perjudica al sector.
Por cierto, tú que me conoces, estarás tratando de adivinar los productos a los que me estoy refiriendo. Tranquilo, te lo voy a poner fácil, son todos en los que has pensado. Para los que no me conocen son más de seis productos. En tu zona quizás haya más.
Volvamos, ahora que te veo un poco más alumbrado, al detector de guarretes.
Si ves la foto de un cerdo (repito, animal y no persona) y piensas que es un cerdo; estaré ante el, o la, orgullos@ propietari@ de un asqueroso y nauseabundo ombligo.
Si ves la foto del cerdito, y piensas en un jamón andante; enhorabuena eres capaz de ver más allá de tu ombligo.
Si ves la foto del cerdito, y piensas en una granja ecológica como aula para los más pequeños (por ejemplo); enhorabuena también. Hay que tener en cuenta que existen personas vegetarianas y/o con sensibilidades diferentes que también son capaces de ver más allá de su ombligo.