domingo, 24 de junio de 2012

CINCO MINUTOS ANTES, por favor.








Este fin de semana (antes del partido de España, ya estamos más cerca) hablaba con un amigo de lo fácil que es leer, en casi cualquier sitio, comentarios, reflexiones, consejos, instrucciones y demás para aquellos que están pensando o han decidido convertirse en emprendedores y desarrollar el negocio en el que depositan no pocas de sus ilusiones, su dinero y quizás hasta la salud.

La mayoría de los que he leído contienen grandes dosis de sensatez y poseen gran utilidad para todos aquellos que están pensando o han decidido plantearse el salto al nivel del “emprendedurismo”.
Además, nos encontramos con centros denominados “viveros de empresas” con vocación (quizás deberían tener más profesión) de ser punta de lanza para facilitar a los emprendedores encontrar un “centro de operaciones, tutela y facilitador de sinergias” desde el que dirigir su proyecto.
También existen puntos donde la administración, bajo la denominación de CIRCE y sus PAIT asociados, facilita la tramitación de alta de cada una de esos “emprendimientos” formalizando a éstos como empresas.
En paralelo, nos encontramos como se organizan (por doquier) seminarios, conferencias, etc. sobre “Start-up” de éxito o publicaciones que demuestran que se puede emprender y no morir en el intento. Incluso hay empresas que ofrecemos servicios dedicados a los “Start-up”.
Finalmente, casi a diario, se escucha como desde multitud de estamentos se habla de favorecer la cultura emprendedora como una palanca para la recuperación económica de nuestro país.
Hasta aquí podríamos englobar los anteriores como los “facilitadores” del emprendimiento.
Pero por otro lado, he tenido oportunidad de ver como muchos proyectos nacen y desgraciadamente llega un momento en que muchos mueren. El problema es que su muerte no es natural, es desagradablemente accidentada (no entro en valorar actitudes cuasi-suicidas). Cuando me entero de un proyecto que fracasa, intento averiguar el por qué. Pregunto y, normalmente me cuentan, un conjunto de motivos relacionados con el “target”, “la posición financiera”, “el margen comercial”, “el desequilibrio entre acreedores y deudores”, “la ventana de oportunidad”, “la saturación de la oferta”, etc. Podría seguir con una retahíla de “términos”, incluso muy técnicos, pero como escuché a un profesor en el IE (pido disculpas, no me acuerdo de quién) “nada nuevo bajo el sol”.
Entonces, todo esto se produce porque ¿los “facilitadores” no han hecho su labor? O por el contrario ¿el Sr. Emprendedor no estaba capacitado? También, puede ser que ¿la idea no era adecuada?, ¿no había suficiente y buena financiación? O quizás, ¿todas a la vez? O, puede que ¿existan otras razones? En definitiva, es disertar de cómo el toro mató a Manolete, pero cuando por el torero no se podía hacer nada ya.