jueves, 23 de mayo de 2013

Historias de PYMES de “andar por casa” capítulo V. Los procesos.



Sinceramente, creo que, no hay nada más difícil de plantear con exactitud que la situación de una empresa, incluso hasta de la que no presenta complicación alguna a simple vista.

He visto empresas que son muy buenas identificando procesos correctos frente a los incorrectos, pero muy pocas son eficaces porque no saben identificar los importantes de los que no lo son. Claro que las que son muy buenas identificando los procesos importantes de los que no lo son no eran productivas porque no sabían identificar los correctos de los incorrectos.
Puede que hayas tenido que leer el párrafo anterior varias veces. Asumo mi parte de culpa si la sintaxis no es la adecuada, no voy a hacerte culpable de todo. Basta con que, de momento, te quedes con dos palabras; correctos e importantes.
Voy a empezar por los más fáciles, los importantes. Lo normal es que tú fueras capaz de identificar los procesos importantes de tu empresa. Sí, al menos, los que identifican a tu negocio. Cuando lo hagas, ten en cuenta que identificarlos de manera cómoda significa que eres un poco insensato. Identifícalos de manera fructífera.
Hace un tiempo estaba reunido con un cliente, un director general de una compañía con serios problemas en sus procesos. Lo cierto es que, la empresa, también tenía un gran problema con él mismo como “director en general”, pero eso te lo cuento otro día como, también, le dije a mi cliente. Dentro de la empresa estaban muy claros los procesos de diseño, producción, fabricación y ensamblaje. Esos eran los procesos importantes para mi interlocutor. Lo cierto es que estaban muy bien dibujados, sí dibujados; luego te lo explico. Al ver esto con su equipo directivo, pedí una reunión urgente con el “director en general”. En la reunión con él mi intervención fue como sigue: “Si la capacidad de la empresa, que diriges, a la hora de identificar los procesos importantes referidos al negocio obvia los referentes a la venta de los productos; me gustaría no figurar entre tus acreedores. Creo que vamos a tener que cambiar las condiciones de nuestro acuerdo para que me pagues al contado y en efectivo.” Sin dar tiempo a réplica alguna, continué: “Si la capacidad de la empresa, que diriges, a la hora de identificar los procesos importantes referidos al negocio obvia los referentes a la distribución y entrega al cliente; me gustaría no figurar entre tus clientes ni empleados. En ambas casos tengo más suerte que antes, pues no soy ni un cliente ni un empleado.” Y finalmente, cuando los ojos del “director en general” ya no podían expresar más sorpresa, le dije: “Y además cuanto más necesarios son los cambios que hay que hacer aquí, más feroz y encarnizada serán los ataques que sufra por tu parte porque eres una persona que ejerce una influencia negativa con el único ánimo de proteger tu posición y con tu resistencia conseguirás que esta empresa descarrile.” He de reconocer que fui excesivamente duro, pero es que aquel “director en general” hacía que viniese a mi memoria un caso de incompetencia supina de la dirección al que dediqué mucho tiempo, demasiado tiempo y esfuerzo… para lo que se merecía; pero eso es para otro día.
La situación mejoró, todo el mundo necesita una oportunidad y este “director en general” no podía ser menos. Ya sé que las cosas pueden hacerse de muchos modos, incluso de forma más eficaz y eficiente a como las haces tú (y mi “director en general”); pero seguro que tendrán un defecto. No son las tuyas y no se atienen a tu manera de hacer las cosas.
Después de que consiguiera que mi cliente no pensara como te he descrito en el anterior párrafo y así considerara la eficacia y eficiencia; proseguí con mi labor.
Espero que tú hayas entendido, y sobre todo que hayas reflexionado, si tienes identificados los procesos importantes de tu empresa. Todos, sin olvidar ninguno.
En este momento es cuando empieza lo verdaderamente complicado, identificar los procesos correctos. En la empresa que te describo, lo primero que me sorprendió, y he de decirte que esta sorpresa sigo experimentándola cuando trabajo sobre procesos, es la mezcla de mediocridad, irresponsabilidad y vanidad en los “hacedores” de procesos en la empresa. Me he preguntado, muchas veces, si (por ejemplo) la irresponsabilidad de todos tiene sentido para borrar la cuota individual de cada uno en los errores. Quizás es para que nadie se sonroje de manera especial cuando todas las mejillas aportan su parte en la vergüenza común. No sé, piensa tú en ello también.
Los procesos incorrectos se caracterizan, fundamentalmente, por no poder evaluar su eficacia hasta el final de los mismos. También puedes reconocerlos mirando su histórico de revisiones. No fueron, no son y no serán eficaces si cada cambio ha sido originado por la existencia de un problema y el cambio haya sido dirigido para que ese problema no se repitiera otra vez. Así no se resuelven las cosas. Si para resolver un error en la fabricación de una pieza sólo solventas la causa por la que la pieza tenía ese problema, al no analizar el porqué de la causa, no estas procurando evitar problemas futuros.
El osado “director en general” y su equipo daban cobijo a procesos productivos que provocaban retrasos, y que consumían muchos recursos innecesarios. Eso no era posible verificarlo de manera individual en cada proceso. Por ello, el origen de los retrasos de una línea de fabricación era desconocido porque no se sabía cuál o cuáles eran los procesos que los originaban. Con los recursos pasaba lo mismo. No había una definición clara de qué recursos eran específicos o cual era su repercusión en un determinado proceso y, por tanto, su eficiencia quedaba enmascarada. Cuando yo trataba de variar esta práctica me reunía con todos los responsables implicados. Los contenidos de las conversaciones eran muy comunes a otros ejemplos anteriores. Esta y otras experiencias me llevan a decirte que, en tu caso, la conversación sería la misma. Te reproduzco una de ellas.
La reunión tenía por objeto demostrar la pobreza de un proceso específico y en el que yo había detectado una confianza ciega en su idoneidad dentro de la empresa. La verdad es que, al menos para mí, suelen ser procesos dónde se evidencian carencias que en la compañía no suelen ser conocidas. Ahora bien, hay que ir con cuidado, son como las joyas de la corona para los afectados. Casi al principio de cada reunión hay algún integrante que te pone en antecedentes sobre el particular, en este caso fue el director de producción: “Este proceso es muy complejo y particular en nuestra empresa. Es vital para nosotros y lo hemos revisado en muchas ocasiones para llegar al estado modélico actual”. Yo, en mi trabajo, no actúo con contemplaciones y por eso dije: “Cuando una empresa requiere la presencia e intervención práctica de un experto es que tiene un problema complejo. Es por ello que estoy de acuerdo en la complejidad que mencionas. Ahora bien, mi opinión es que la complejidad se ha originado por la incapacidad de esforzarse en resolverla por parte de las personas implicadas. Podríamos, en primer lugar, hacer multitud de mediciones para demostrar, después, que el proceso contiene ineficiencias y es un perfecto incubador de problemas potenciales. Pero, para evitar esa pérdida de tiempo, os diré que sobre la especificidad, particularidad e importancia de vuestro proceso solo puedo pensar que debe ser cosa del diablo que yo ya haya visto, oído y justificado esto mismo muchas otras veces.”
En este momento, estimado lector, tengo que advertirte de algo muy importante. Nunca consideres que un proceso complejo fue, en algún momento, un proceso sencillo. Pensando esto sólo se contribuye a mantener, avivar y agravar la situación. Por desgracia, para las empresas, he visto prácticas así puestas en marcha por amerengados que promulgan equívocas jerarquías, opacos títulos o por almidonados improvisadores y advenedizos que acicalan sus rutinas y prejuicios acorchando las mentes con la mediocridad que domina en muchas compañías.
Si la manera que tiene tu empresa de utilizar los procesos es para justificar su existencia en la gestión mediante grandiosos y coloridos diagramas (los dibujitos que te mencionaba al principio) será una compañía mediocre.
Define, diseña y tus procesos asegurándote de su importancia y corrección; esto es, eficaces y productivos.
Úsalos, promuévelos y verifícalos; porque son el vehículo para conseguir asegurar la convergencia con los objetivos, reducir la incertidumbre, descubrir y aprovechar las mejores oportunidades para tu empresa.
Si consideras que todas las opiniones son respetables, entonces defiendes la ignorancia, por un lado, o el fanatismo por otro. No respetes mi opinión.