miércoles, 8 de mayo de 2013

¿De dónde sale tú Management II?


“A los once años, me inicié en las teorías de Euclides, con mi hermano como tutor. Fue uno de los grandes acontecimientos de mi vida, tan deslumbrante como el primer amor. Nunca hubiera imaginado que existiera en el mundo algo tan divino”. Bertrand Russell.

Puede discutirse el hecho de que el placer de Russell por Euclides a una edad tan temprana sea algo demasiado inusual para hablar del Management en la empresa. Sin embargo, Russell no es el único capaz de experimentar placer a través de la apreciación de un sistema impersonal. El común de los mortales, en esto coincidimos tú y yo, saca partido de las experiencias de muchas formas (en esto tú último estás un poco más lejos de mí).
Con todo, tanto niños como adultos obtienen satisfacción mediante la resolución de problemas, la percepción de conexiones, el entendimiento de estructuras o el aprendizaje de nuevas técnicas. Cualquier cosa que atenúe tu angustia por el hecho de estar rodeados de caos o que potencie la débil sensación de control y de dominio; te da placer. Incluso los patrones intelectuales, para la empresa, más abstractos resultan atractivos para tus sentidos.
Te voy a reproducir un patrón abstracto: “El amor por el método, por la interrelación, que con seguridad es la esencia más pura del impulso intelectual, puede actuar con mayor libertad en las matemáticas que en ninguna otra disciplina”. Bertrand Russell.
La traducción que haces es muy común, no eres el único debilucho y pusilánime. Aplicas el patrón en tu empresa con un enorme Excel, donde reflejas una ingente cantidad de datos (incluso relacionados) y lucecitas verdes, rojas y amarillas. Contrariamente a lo que puedas pensar, cuando las cosas no salen bien, el Excel no tiene la culpa. La tiene el que alimenta el Excel erróneamente, es decir, tú. Eres como Wagner cuya concisión es inconcebible: el efecto de su música es inseparable de su prolija duración. No te ilusiones, que no te estoy comparando con Wagner.
En tu empresa sería menos dañino que tuvieras un buen sistema, un buen patrón, poco desarrollado. ¿Por qué? Fácil.
En un sistema adecuado de Management, la obtención de conclusiones depende de la relación que establezcamos entre las cosas, del descubrimiento y del orden. Kroenecker (gran matemático) dijo: “Dios ha hecho los números enteros: el resto es trabajo del hombre”. Por tanto las relaciones y su orden dependen de tu capacidad, las conclusiones caerán en cascada como por arte de magia. Busca las relaciones entre las cosas que ocurren en tu negocio, de eso; sí sabes y mucho. Deja a la “magia” las conclusiones.
Puede que sientas que el Management, sin importar cuál sea su interpretación, te proporciona un sistema que te hace comprender lo que ocurre en tu empresa. El Management ordena, puesto que marca pautas de conducta, presenta un orden que culmina en la dirección y proporciona a los empleados la sensación de que están participando.
Ahora prueba a cambiar Management por religión, empresa por mundo y empleados por feligreses. ¡Vaya susto que te acabas de llevar! Tu idea del Management da miedo.
Por eso, tu empresa necesita otro tipo de Management; pero también puedes recurrir a mirar tu cuenta de resultados para evidenciar la misma conclusión.
Recuerda que: “Poner en práctica las mejores prácticas, sí y solo si, mejoran la cuenta de resultados es el mejor tipo de Management”. Álvaro Gobernado.