martes, 26 de marzo de 2013

Inspirado por los “Cuadernos de un mamífero”



Según algunos de vosotros, tengo que retomar la línea incisiva, irónica y punzante a la hora de poner de manifiesto las debilidades que veo en la gestión empresarial. He releído mis últimos escritos (no tengo esa costumbre para así evitar la tentación de retocar alguno de ellos) analizando cómo me he alejado de “la línea más demandada”. Tengo que confesar que tenéis razón.

Para retomar ese carácter, que tanto me gusta,  he recurrido a releer a un gran inconformista y devoto del mayor rigor que me inspira en este sentido. El autor es Erik Satie (en la edición de Ornella Volta de los “Cuadernos de un mamífero”). Sí, busca un poco en la red porque esto es cultura con mayúsculas y puede venirte un poco grande. Es posible que creas que me he vuelto un poco loco, pero si tienes un poco de paciencia te demostraré como un compositor musical evidencia conceptos que, tú, deberías aplicar en tu empresa.
Para empezar te transcribo una, de las muchas, genialidades de Satie.
“El hombre es un amasijo de huesos y carne.
Este amasijo está movido por un aparato llamado cerebro.
El cerebro está colocado en una cavidad llamada craneana.
Está cavidad está desprovista de toda apertura a la vista.
Ahí el cerebro no ve nada, no oye nada de lo que pasa a su alrededor, aislado como está del resto del mundo.
Por eso, el hombre actúa con esa encantadora inconsciencia tan conocida por el observador, inconsciencia que le caracteriza y le personaliza, me atrevería a decir.”
Tú que eres el “cerebro” de tu empresa, tendrás que reconocer que no oyes nada de lo que pasa a tu alrededor. ¿Por qué?  Ya te lo dice Satie, estás aislado. Alguien tiene que entrar en tu despacho subir las persianas, airearlo y mostrarte aquello que no estás teniendo en cuenta. La gestión empresarial es mucho más de lo que, ahora, estás haciendo.
Claro que si pudieras replicarme, con otra genialidad de Satie, podrías decirme:
“Si tomas el hábito de comportarte,
llegarás tal vez a ser mariscal.
Y a saber si una bala no se te llevará la cabeza.
¡Es lo que conviene a un chico!
Serás un inválido de cabeza de madera.
Por tanto preferirías (entendiendo comportarse como hacerme caso), y dicho con menos elegancia que Satie, ser cabeza de ratón que cola de león y mantener tu empresa justo dónde está. Así mantienes lo que crees dominado y conocido antes que correr el riesgo de ser “un inválido de cabeza de madera”.
Pero, en mi opinión, tú eres de los que se encuentra (por ejemplo) en un picnic y mientras comentas sobre la comida y vestimenta que cada asistente lleva, escuchas una ruido que viene del cielo y, con tu avidez habitual, dices: “ahí viene un avión”. Pues no, hombre, es un temporal que va a arruinar tu picnic (esto está inspirado en Satie, también). No consideras, de manera habitual, todas ni las más adecuadas posibilidades.
Una anécdota cuenta que Satie iba los domingos por la tarde a casa de Debussy y éste, hablando de las composiciones de Satie, le sugirió que cambiara algo de su música. Satie, curioso, le preguntó qué sería conveniente cambiar, a lo que Debussy, sin saber bien qué decir, indicó "No sé, la forma por ejemplo". Se cuenta que en los dos domingos siguientes Satie no apareció por la casa de Debussy, por lo que éste, conociendo la susceptibilidad de Satie, pensó que se habría enfadado. El hecho fue que el domingo siguiente Satie apareció por la casa de Debussy y le tocó siete piezas. Al indicarle el título "Trois morceaux en form de poire" (tres piezas en forma de pera), Debussy se extrañó y le preguntó por el motivo de tan estrafalario título. "Como me habías dicho que cambiara la forma, las he hecho en forma de pera" fue la respuesta de Satie.
Por tanto, también, es posible que seas como Debussy cuando Satie le llevaba composiciones. Quizás, yo, tendría que titular mis escritos en “forma de pera” porque tienes demasiados prejuicios e ideas preconcebidas y pierdes oportunidades.
Yo, personalmente, no llego a apuntar semejante genialidad pero reconozco que la solución fue genial. Tú, no aceptas cuestiones que se salgan de lo que entiendes como “formal”. En la música; formal es la grafía de la música gregoriana, formal es la utilizada por Satie como también son formales los juegos gráfico-musicales del español Jesús Villa Rojo (“Jesús Villa Rojo La Lógica del Discurso” de Noelia Ordiz). Todas son formales, y diferentes, pero tienen su correspondiente indicación, uso y disfrute.
Formal es la ley de la oferta y demanda, la estructura de tus estados contables y los registros del sistema de calidad en tu empresa. La cuestión es si aceptas, o no, formalidades que por tu “incultura” desconoces y empiezas a considerar las opciones que para tu empresa sean más adecuadas.
Aun así, y como harás lo que te venga en gana, te recuerdo que: “… Todo incumplimiento de esta observación levantará mi justa indignación contra el petulante.” (Erik Satie).