martes, 18 de diciembre de 2012

El mito de la caverna en la empresa (a mi manera).



 
Menudo chasco. El otro día expliqué a un adolescente de mi familia el mito de la caverna de Platón (había examen de Filosofía). Y claro, lo hice sin tener en cuenta los “conceptos académicos” tratando de adaptarlo a algo más cotidiano. Total, que la pregunta sobre el particular, la respondió mal. Eso pasa cuando alguien sin la adecuada experiencia y conocimientos se mete en lo que no toca. Esto último te suena porque lo has experimentado en tu empresa. Pero hoy no voy a hablar de eso. Ya te dije lo que pensaba. http://triple-laccion.blogspot.com.es/2012/10/en-el-arte-de-aconsejar-es-imposible.html


Por aquello del orgullo herido, el mío, he estado releyendo los textos de la República de Platón. Lo reconozco, mis explicaciones sobre el mito de la caverna eran demasiado atrevidas. El caso es que gracias a ello evidencié el paralelismo de la caverna con muchas Pymes. Para muestra un “botón” del texto de Platón: “Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.
- Ya lo veo-dijo.
- Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.
- ¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros!
- Iguales que nosotros-dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?...”
Vamos a suponer que los directivos de las empresas fueran las personas atadas frente a la pared en la caverna. Está claro, tenemos que apiadarnos de ellos. No tienen ninguna visión de la realidad y por tanto no podemos pedirles una gestión adecuada.
El relato de Platón prosigue razonando qué pasaría si uno de los prisioneros fuese liberado para que viera el exterior.
Imagina que le pasaría a ese directivo que tiene la posibilidad de conocer aquello que en su empresa funciona mal y cómo solucionarlo. Yo no me lo imagino, el directivo que no tiene eso es, sencillamente, porque no le da la gana. Quizás no me entiendas ahora, pero al final te lo ampliaré.
Pero Platón, que entre otras muchísimas cosas, era más enrevesado que yo; seguía con el relato hablando de que pasaría si el liberado volviera después a su sitio original.
Toma ya. El directivo, que ha adquirido el conocimiento y la experiencia, está dispuesto a trabajar para solucionar los problemas de su compañía. Sí pero sus congéneres, el resto de los que están “atados” y no han podido “ver” lo de fuera, como mínimo le van a tratar de iluso o de cantamañanas.
Aparentemente, la solución a este conflicto sería simple. “Liberar” al resto para que salgan de sus “cavernas” y listo. Las empresas tendrían a todos sus directivos preparados y competentes.
Pero, yo me quedo con otra cosa. Lo fácil es que liberados vean la luz. Pero en este caso estarán haciendo lo que todos, lo obvio. Yo de esos directivos conozco muchos pero nunca serán la solución para sus empresas aun cuando vean el exterior. Si no lo vieron antes era porque no tenían una pizca de iniciativa. Acuérdate que esto de Platón es una alegoría y que los directivos no están atados en una caverna (aunque lo parezca).
Yo, sin embargo, prefiero un directivo que en su “mundo de sombras” es capaz de percibir (ojo con mucho trabajo) lo correcto para su compañía. No solo demuestra una capacidad por encima de los demás, sino que en caso de salir de la “caverna” verá más cosas que los demás. Os aseguro, ese talento es muy escaso en las empresas. Pero lo más peligroso no esto, es que existen directivos que cuando oyen relatos de lo que ocurre fuera de la caverna se ríen y mofan. Esos ni quieren salir ni quieren oír hablar de cambiar nada de su percepción habitual.
Si en tu empresa tienes de estos últimos, a por ellos que (aunque son muchos) son cobardes. Tampoco te pases y les despidas, da la oportunidad de que lean esto y se planteen un cambio.
Te dejo la última parte del texto de Platón para que saques tus propias conclusiones. ”En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.”

Feliz Navidad y próspero año 2013