Hoy el tema es denso, pero la cultura no ocupa
lugar y hay que cultivarla. Tienes que mantener la tranquilidad que en el fondo
mi carácter canalla e irónico estará
presente para despertar tu conciencia. Casi en cada momento, quienes queremos
aplicar lo más adecuado al espectro empresarial nos hemos sentido impotentes
ante la complejidad de acertar con la solución. Esto no es algo particular y todos
nos enfrentamos a nuestro particular misterio. Todo lo que nos rodea, en mayor
o menor medida, está caracterizado por su propia complejidad.
Por ello, hoy, me voy a referir a la
proporción áurea porque defiendo la existencia de esta proporción en todo lo bueno
que nos rodea. Por tanto, podríamos pensar que en la gestión empresarial, si es
excelente, existe esta proporción. Ahora bien, aceptando esta teoría, hay que
desgranar el “código empresarial” inmerso en la proporción áurea para poder
replicarlo.
Mi interpretación particular sobre lo que
significa la proporción áurea es que existe una relación, demostrable a través
de los números, que aparece en las distintas formas y comportamientos en todo lo
que nos rodea. Como no podría ser de otra manera, en la gestión empresarial;
también. ¿Cómo? Muy sencillo.
La proporción áurea tiene propiedades como la
armonía, la regeneración y el equilibrio. Los procesos dentro de las compañías
tienen que fluir con armonía entre unos y otros. Cuando cada uno “fluye” por su
lado surgen los problemas. La regeneración, sin ella no sería posible la mejora
cuando se plantea. Del equilibrio podría decir muchas cosas pero la más
evidente es la que garantiza que el equipo, las personas, trabajen de manera
conjunta y coherente.
Llegado a este punto, creo que debo hacerte
más amena la lectura (más simple) que veo que te duermes. Para eso voy a
recurrir a un ejemplo para que te entretengas. Dibuja varios rectángulos con
diferentes alturas e igual base uno a continuación de otro con la siguiente
salvedad; uno de ellos tiene que tener la proporción de 5:8 entre su base y
altura. Muestra tu dibujo a un grupo de personas y pide que cada uno seleccione
un rectángulo.
Observarás como la mayoría de las personas
eligen el que tiene la proporción 5:8. ¿Por qué?, porque esa es la proporción
áurea. Este experimento lo desarrolló Gustav Fechner (1801-1887), que fue un
pionero de la psicología experimental.
Por tanto, y aplicando esto al mundo
empresarial, podemos pensar que la mejora de la gestión no consiste en buscar
continuamente nuevas soluciones; sino en ver la existentes con nuevos ojos.
Ojos que nos permitan ver y diferenciar las mejores prácticas empresariales,
las que contienen la proporción áurea.
De momento no creo tener la capacidad para
encontrar la proporción áurea en la gestión empresarial, ahora bien ¿y si
invierto el proceso? Te cuento, voy a tratar de identificar lo que seguro no
contiene la proporción áurea.
Tu empresa, a nivel organizativo, es una
suerte de cargos directivos (con su carguitis asociada) que funcionan de manera
inconexa. Por tanto una parte de la proporción áurea en tu empresa podrá
aparecer en el momento que tu estructura se aleje de esa manera de organizarse.
Voy a plantearte otro ejemplo gráfico, que veo que sigues dando cabezazos.
Si tú fueras una abeja, construirías tu
particular panal a base de círculos. Para ti es la forma perfecta, pero estarías
despreciando mucho espacio. Puede que tú seas una avezada abeja y trates de
construir tu panal con hexágonos. Eres una máquina, pero a mitad de panal te
has quedado sin dinero porque los hexágonos son muy caros; eso es para las
grandes empresas. Tienes que ser más humilde y mirar con nuevos ojos. Un simple
triángulo te permite una estructura ordenada y sin perder espacios con menor
complejidad (coste) que los hexágonos. Además, si en algún momento eres grande
puedes enlazar los triángulos originales con los hexágonos.
Espero que tengas claro, ahora, lo que tienes
que hacer con tu sistema organizativo. Seguro que puedes establecer analogías
con lo anterior ya que sabes que el círculo no es la manera más adecuada.
Existen otras formas que, seguro, tienen un mayor parecido con la proporción
áurea.
Tu empresa, cuando se tiene que enfrentar a la
mejora, empieza por negar la mayor. Es difícil pensar que alguien sabe más que
tú del negocio que diriges. Esto no solo es posible, sino que sería lo normal.
Por tanto, asocias que cualquier mejora se dirige a tu “corazón” y eso es un
error. Venga, vamos a por otro ejemplo gráfico.
Busca una imagen del Hombre de Vitrubio de Leonardo
da Vinci, otra del David de Miguel Ángel y, finalmente, una del sistema Modulor
de Le Corbusier. ¿Qué tienen en común? Pues que en ninguna aparece algo que se
parezca a un corazón y que sus proporciones están basadas en el número áureo.
Si no aparece ningún corazón, ¿qué significa? Pues algo tan obvio como que si
tu cuerpo, tu empresa, no se adecua y mejora en todas sus áreas será difícil
que compita por muy buen corazón, negocio, que tenga. Mejora tu área financiera,
comercial, productiva, … y tendrás una empresa que guardará un equilibrio
adecuado para ser movido por ese corazón que tú diriges.
Ahora tú puedes sacar las conclusiones que
desees, pero por una vez deberías no descartar cuestiones que se basan en la razón.
¿Hay alguna razón más perfecta que la proporción áurea? Mírala y piensa.