La semana pasada estaba
debatiendo con un grupo de empresarios. Cada uno tenía sus, diferentes, grupos
y empresas pero compartían entre ellos la propiedad de una compañía que servía
de excusa para sus encuentros. He de decir que no miraban mucho por ella, pero
de eso te hablaré otro día. Ahora lo que me preocupa es reflejar un aspecto que
me alarmó en aquella conversación.
En un momento de nuestra
charla empezaron a surgir temas, demasiado manidos, sobre la política. La
estructura de nuestro país, el descrédito de la clase política y su “profesionalidad”,
etc. eran el “muñeco” sobre el que descargar sus ataques. A mí, este tipo de
conversaciones en el terreno profesional me aburren. Estuve a punto de colocar la
conversación en un segundo plano y evadirme, mentalmente, a cuestiones más
interesantes. Como si fuera una pitada de un coche, cuando te dispones a cruzar
la calzada de manera indebida, me alarmé
al escuchar la siguiente afirmación: “En un par de años ya, la gente habrá
olvidado esto”.
En estos momentos, parece
lógico pensar que el ciclo económico recesivo esté dando sus últimos coletazos.
Por otro lado, con la misma lógica, el ciclo de crecimiento evolucionara muy
lentamente. E incluso, sería razonable que permaneciéramos un tiempo en zona de
“ni frío ni calor”. La cuestión, hoy, no es esa. Lo importante es si
olvidaremos que existió un periodo de 2007 al ¿2014? que cambió tanto el
panorama nacional.
Si estamos de acuerdo en
esto último, es decir, que cambió nuestra vida hasta extremos insospechados;
parecería que el olvido no tendría cabida. Si tantas cicatrices y heridas
profundas está dejando este periodo; sería difícil obviar las secuelas. Si
tantos propósitos de enmienda hemos adoptado; sería impensable no cumplirlos.
A la vista de la realidad
que observo parece que el razonamiento que acabo de exponerte falla por la
base. Así las cosas, tampoco creo que la alternativa sea que “el duelo” nos tenga
que atenazar y condicionar cualquier iniciativa.
Si eres de los que me
leen, de vez en cuando, puedes estar pensando que, ahora, me alarmo por
cualquier cosa. En realidad sigo alarmándome por tu inocencia y poco sentido
común.
El hecho de que una parte
de nuestra sociedad olvide los años duros es inevitable. Eso va en nuestra
propia condición y eso no me alarma. El problema fundamental reside en pensar
que, siempre, el olvidadizo es el de al lado y no tú.
Si tú olvidas que tienes
que tener, un adecuado esquema para la toma de decisiones, la capacidad para
controlar la gestión en tu empresa y una adecuada capacitación de los
directivos de tu compañía; entonces no has aprendido nada y volverás, tarde o
temprano, al borde del precipicio o a su fondo.
Si tú piensas que, el de
al lado no hace bien las cosas, no cumple con sus responsabilidades y no está
cualificado; entonces piensa si no serás tú peor que él y, al menos, podrás
aprender algo de lo que te tocó vivir al borde del precipicio.
Si tú crees que, por
haber aguantado sin perderlo todo, por haber reestructurado tu compañía, por
haber conseguido buscar mercados alternativos; estás tocado por la virtud que
lo puede todo, entonces serás candidato a ir al fondo del precipicio.
Si tú actúas, creyendo
que en el último trimestre del año vas a invertir la situación en el presente
ejercicio; has olvidado lo que te ocurrió el año pasado.
Por eso seguirás en al
filo del precipicio, pero los que no olvidan y han aprendido se están alejando
del borde.
Tú tienes mucho peligro,
sigues dedicando el último trimestre del año a cargarte el año siguiente. No
necesitas dos años para olvidar, te han bastado unos meses.
Mira lo que te dije
el septiembre pasado: http://managementcontrolleadership.blogspot.com.es/2012/09/a-los-canones-y-dispara-todo-lo-que-se.html
(Por si lo quieres leer)
(Por si lo quieres leer)