“La cantidad de anuncios de formación y de
cursos on line que hacen su aparición diaria en mi correo electrónico han
acabado por convencerme que debo figurar en alguna lista especial de atrasados
mentales.
Además, caí en la tentación de leer algún
artículo tuyo y me han venido ganas de plantarlo todo para regresar a la
escuela. Sin embargo, he decidido seguir siendo un inculto e imperfecto y, además
de no huir, te he citado.”
Esa fue la bienvenida que, hace pocos días, me
dispensó el Consejero Delegado de una empresa en su despacho. No he omitido
nada, no me dijo ni buenos días, ni me invitó a tomar asiento. Él me recibió
sentado, y con un tono firme me espetó el recadito antes reproducido.
En ese momento no sabía por dónde venían “los
tiros” y no era cuestión de empezar a elucubrar sobre las intenciones de mi
interlocutor. Había que decir algo contundente, con sentido y eficaz, así que
le respondí de la siguiente manera: “Un animal tiene su comportamiento
determinado de manera innata, no necesita cuestionarse sus reacciones, ni
modificar su comportamiento, ni imaginar que las cosas podrían ser mejores, ni
esforzarse por entender. Se comporta de la forma que ha dispuesto la
naturaleza. No puede actuar de otro modo. Una criatura de esas características
está bien adaptada al presente, pero su rigidez le hace vulnerable. Si el
entorno cambia, el animal no modificará su comportamiento con la rapidez
necesaria para sobrevivir. La selección natural actuará y solo quedarán los
mejores.”
Finalizada mi réplica pensé en una reflexión darwiniana que dice: “Un hombre puede
sentir odio hacia otro, pero, mientras su cuerpo no se vea afectado, no puede
decir que está enfurecido”. El consejero en cuestión permaneció inmóvil, así
que aproveché y fui a lo fácil; le evidencié que los procesos que se seguían en
su empresa necesitaban ser analizados y reformulados. Digo que fue fácil,
porque era muy evidente que esa compañía tiene claros problemas con los
procesos que sigue.
En este tipo de compañías (demasiadas), los
procesos nacieron a partir de “dibujar” el “SIEMPRE SE HA HECHO ASÍ”. Por
desgracia, esto último, es un esbozo de lo que ocurre en tu empresa.
Por otro lado no vengo a venderte consultoría
de procesos, eso hay que hacerlo personalmente contigo. Aquí, como en tantas
otras cuestiones no vale el “café para todos”. En cualquier caso, reflexiona
sobre aquello que tienes en tu compañía y que mantienes como “DOGMA DE FE”.
Está claro que, en este momento, se hace más
evidente que comiences a trabajar por lo que realmente son las bases y no por
la nostalgia asumida que requiere de improvisación. Además como eres un poco “animal”,
no te caracterizas por variar con la velocidad adecuada y tu improvisación deja
mucho que desear.
Tus procesos, serán tal, cuando hayan sido
originados desde el análisis de las variables del negocio de tu compañía,
cuando hayan sido diseñados teniendo en cuenta los recursos de la empresa (y
los modifiques cuando éstos varíen) y cuando su aplicación directa tenga un
efecto sobre los grupos de interés a los que vaya dirigido. Pero claro, esto te
suena a curso de formación teórica.
Me resisto a aceptar que pese a tus pensamientos
relacionados con ideas como: “siempre se ha hecho así” y “mejor la malo conocido”;
tú, como directivo de tu empresa, no actúes.
Es recomendable que pongas en duda lo hecho
hasta el momento. De este trabajo obtendrás que unos procesos (con algunos
retoques) tienes que mantenerlos, otros irán directamente a la basura y,
finalmente, nacerán los nuevos.
En ese momento, te faltará tener unos planes
de acción adecuados para evaluar su funcionamiento y las medidas a plantear en
función de esta evaluación.
Sí hasta aquí, tienes un poco de lío, me basta
con que (al menos) tengas claro el último párrafo. Para esto, solo es necesario
con que hayas acreditado saber atarte los zapatos.
Tengo colecciones inmensas de procesos, a cual
más dotado de pulcras grafías y redacciones. Solo aquellos que tienen un
adecuado sistema de evaluación, seguimiento y reacción; sobreviven. Pero
sobreviven, porque las empresas donde se aplican siguen vivas. El resto forman
parte de las “concursadas” (primero) y “liquidadas” (después) que plagan la
historia de las PYMES de este país.
Para construir un adecuado sistema que permita
realizar esa evaluación, seguimiento y reacción es necesario optar por
actitudes dónde el sentido común sea lo principal. Por otro lado, como
condición necesaria, se requieren aptitudes. Por eso, o te formas, o te pones
en contacto con alguien que te ayude mientras te forma.
En realidad tu situación es una paradoja. Tu
adaptación, si dejas de ser “animal”, se produce porque tienes falta de
adaptación.
Recuerda que los
animales tienen limitadas sus respuestas automáticas para asegurar su
supervivencia. Para ti debería estar reservada una adaptación a la realidad
empresarial basada en el aprendizaje, la formación, la educación y la
experiencia. Pero eso lo decides tú. Yo sigo vivo.